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Cómo desmarcarte de tus problemas

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En muchas ocasiones permitimos que cosas del día a día nos agobien e incluso nos lleguen a bloquear, nos generen ansiedad, frustración, etc… Aunque un día te levantes con cierta motivación y optimismo, sin embargo a lo largo de la jornada éstos van desapareciendo y transformándose en lo contrario. Se trata de lo que denominamos “los problemas”. A veces nos pasamos el día resolviendo problemas y casi que nos olvidamos de “vivir”.

Algo muy importante que ocurre con los problemas es que te distraen. Sí, te distraen de tu camino, del rumbo que llevabas, de tu objetivo, de tus deseos… Los problemas te hacen romper con el orden y entrar en una dinámica de querer descubrir el porqué de hasta el más mínimo detalle de algo que quizás no sea prioritario. Decía el escritor francés Antoine de Saint-Exupery:

Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cuál es la estrella que lo guía.

Probablemente a ti, igual que a mí, te habrá ocurrido que estás con alguien departiendo tranquilamente y de repente esa persona tiene que dirigir toda su atención hacia una situación que se le presenta, y ves que comienza a preocuparse y angustiarse por algo que a ti, por ejemplo, no te afecta lo más mínimo. Por ejemplo, estás comiendo con una amiga y durante la comida esta amiga recibe una llamada del colegio de su hijo para que asista al día siguiente a una reunión con el Director del colegio, entonces tu amiga comienza a preocuparse porque piensa que le van a llamar la atención por el comportamiento de su hijo en clase. Sin embargo tú no sientes la misma preocupación, simplemente tratas de calmar a tu amiga y de seguir disfrutando de la comida. ¿Por qué tú no te sientes tan mal como tu amiga? Me dirás “Porque el problema no es mío” Puede ser, pero lo que sí es cierto es que tú y tu amiga interpretan de diferente manera esa situación.

Cuando hablamos de los problemas lo hacemos como si éstos fueran cosas concretas que están siempre ahí y que nos surgen en momentos precisos. Pero realmente lo que llamamos problemas son en realidad las interpretaciones que hacemos de determinadas situaciones que suceden. Es por ello por lo que ante una misma situación, las personas pueden responder de distinta manera, así pues, lo que existen son las situaciones y no los problemas.

Y ahora permíteme jugar con las palabras; normalmente decimos que “hay que afrontar los problemas” y esto lo entiende todo el mundo, pero también ocurre que la acción de afrontar nos sitúa visualmente “frente al problema”, y es ahí donde quizás está el gran inconveniente y también la solución. Me explico, si logramos ser asertivos, o sea equilibrados, y hacemos uso de la inteligencia emocional, o sea controlamos nuestras emociones, podremos apartarnos de la visión frontal de esa situación que llamamos “problema” y ponernos a un lado para observarlo con más serenidad y frialdad, y así seguro hallaremos una solución aceptable para la misma. Entiendo que esto es un poco complicado, pero con la práctica llega el hábito y modificamos nuestro comportamiento.

Recuerda:

  • Los problemas surgen de la interpretación de las situaciones
  • Pregúntate si existe o realmente es algo que has creado tú
  • Las situaciones hay que observarlas de la forma más asertiva posible
  • Es mejor observarla de lado que no hacerlo de frente
  • Mientras más la observes más pequeña será

 

Gracias.

José Ramón García

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