Más allá de oír: la importancia de aprender a escuchar | QuiereteMilVecesMas

Más allá de oír: la importancia de aprender a escuchar

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Recientemente, después de hacer una autocrítica, reconocí que no siempre escucho activamente todo lo que me dicen algunas personas cercanas. En lugar de eso, caigo en el error de recurrir a presuposiciones sobre lo que quieren decir, algo que suelo criticar en los demás y ahora debo también trabajar en mí mismo. 

Esta situación me hizo dar cuenta de lo importante que es aprender a escuchar realmente a los otros para evitar malentendidos. Por eso, decidí comenzar un proceso para mejorar mis habilidades de escucha activa y comprender mejor a las personas, en lugar de presuponer sus intenciones.

Y no creas que esto es una nimiedad, pues de las presuposiciones surgen innumerables conflictos y malentendidos. La buena noticia es que, una vez aceptada esta realidad, estoy en el proceso de enmendarme.

Presuponer

Si en una conversación no te has preocupado de escuchar, preguntar lo que no has entendido, aclarar lo que está confuso para ti, etc., luego tendrás que recurrir a imaginar o presuponer lo que te han dicho, y ese será el inicio de muchas malas interpretaciones y confusiones. Es lo que nos suele ocurrir cuando vemos una película y anticipamos el final, a veces nos equivocamos, y eso que generalmente el director nos lo pone fácil.

Oír y escuchar

Antes de seguir me gustaría aclarar, para aquellas personas que no estén seguras de la diferencia entre los dos términos, que oír es un acto involuntario que nos permite percibir sonidos a través de nuestros oídos aunque no tengamos intención de hacerlo, sin embargo, escuchar es un acto intencionado que se produce cuando oímos algo y tratamos de razonar, pensar…, en resumen, comprender lo percibido.

Sólo si escuchamos podremos aprender. Y escuchar es un acto de silencio; sólo una mente serena pero extraordinariamente activa puede aprender.” (Jiddu_Krishnamurti)

Pues bien, debido principalmente al ejercicio del coaching, procuro que mi escucha esté siempre activada al máximo y eso es algo de lo que te das cuenta porque una buena escucha te mantiene centrado y enfocado. Es lo que se llama escucha activa.

Pero ahora soy consciente de que cuando estoy hablando con personas muy cercanas, por ejemplo, mi familia, no siempre estoy en situación de escucha total y ocurre que en ocasiones escucho sólo una parte de lo que oigo, obligándome a presuponer el resto.

Mi experiencia

En una ocasión fui a visitar a mi madre porque tenía cierto problema con el frigorífico, ella me decía —anoche escuché un ruido fuerte y luego un pitido de alarma, así que le di al botón que está dentro…— y aunque pongo puntos suspensivos porque mi madre siguió hablando, sin embargo, sólo escuché hasta ahí y lo demás lo supuse, así que mi respuesta fue algo así como —pero ma por qué tocas botones sin saber y a lo loco— y a continuación fui a apagar el frigorífico desenchufando el cable.

Unos minutos más tarde sentí la curiosidad de mirar ese botón que dijo mi madre (siempre fuente de gran sabiduría) que manipuló, ¿sabes cuál era? ¡pues el botón de apagado del frigorífico! un botón que yo desconocía que existiese dentro de ese frigorífico y, sin embargo, mi madre sí lo sabía.

Lo que creemos que sabemos

La razón principal por la que prestamos menos atención en la escucha de las personas más cercanas es precisamente porque tenemos la creencia de que ya las conocemos bien, conocemos su forma de pensar, incluso hasta el punto de presuponer sus intenciones y motivaciones.

No sé si sería justo concluir que mientras más cercana es una persona para ti, menos atención pones en lo que dice, pero en todo caso, mi experiencia va por esa línea, y sinceramente, creo que ésta puede ser una de las causas de muchos problemas de comunicación, por ejemplo, en las familias, además no sería la primera vez que escucho decir algo así como es que mis hijos no me entienden, o es que mis padres no me entienden, o es que mi pareja no me entiende…, ¿tendrá algo que ver en eso el que oímos más que escuchamos?

Aprender a escuchar

Primero entender, luego ser entendido

Así reza el enunciado del quinto hábito del libro de Stephen R. Covey “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva“. El autor cuenta una de sus experiencias en este sentido cuando habla de un padre que en una ocasión le dijo: «No comprendo a mi chico. Sencillamente no me escucha en absoluto». Stephen intentó, sin éxito, hacerle ver al padre que primero tenía que escuchar a su hijo para poder comprenderlo, y no al contrario. Esto suponía para el padre un cambio de paradigma profundo, pues lo típico es que primero pretendamos ser comprendidos, antes incluso de que comprendamos a la otra persona.

En este punto en el que hablamos de la importancia de comprender, hay que decir quye 

¡Quédate con esto último! primero comprender, para luego ser comprendido.

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