Escucha activa: cómo desarrollar la habilidad de saber escuchar | QuiereteMilVecesMas

Escucha activa: cómo desarrollar la habilidad de saber escuchar

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Como ya te decía en otro artículo, en general, las personas no sabemos lo que es la escucha activa, no sabemos escuchar, o lo hacemos de forma deficiente. Incluso para muchas personas no está claro el objeto de la escucha, y lo entienden como una oportunidad de decir lo que quieren, o de ser protagonistas de la conversación.

A este respecto estudios realizados sobre la forma en que conversan las personas han demostrado que, algunas personas, tienen la tendencia de hablar sin parar, acabando monopolizando la conversación. Cuando eso es así, la actitud de las otras personas que están en la conversación suele ser de dos tipos:

  • Confrontación: En este caso la otra parte que escuchaba adopta la postura de interrumpir y hablar a la vez. El resultado es que las partes no se enteran con detalle de lo que la otra persona está diciendo.
  • Acatamiento: Aquí la consecuencia más probable es que la otra parte desconecte, aunque permanece razonablemente en posición aparente de escucha.

Permíteme que en este punto haga una diferencia entre dos tipos de escucha: una más relacionada con formarse e informarse y otra con conocer y comprender. A la primera la podemos llamar simplemente “escucha simple” y a la segunda escucha profunda o “escucha activa”. Ten presente que hago esta clasificación sólo con el objeto de que puedas apreciar el distinto alcance que puede tener la acción de escuchar. A continuación te describo un poco más cada tipo:

  • Escucha Simple. -Imagina que vas de vacaciones a una ciudad de tu país en la que no habías estado antes, y que deseas localizar una calle concreta donde vive un amigo, le haces una seña a una persona que pasa junto a ti y le preguntas cómo llegar a esa calle. Esa persona te da unas instrucciones que tú escuchas y memorizas, le das las gracias y te despides-. Si te fijas, en este caso has empleado la escucha para informarte de algo, y aprender esa información ha sido el objeto de la escucha.
  • Escucha Activa. –Ahora imagina una situación tal que después de estar un tiempo fuera de tu casa vuelves para pasar las vacaciones con tu familia. Todo aparentemente están bien, pero después del dos días tu madre te comenta que tu hermano de 18 años dejó los estudios, ya apenas habla con la familia ni con los amigos y se pasa casi todo el día triste encerrado en su habitación. Que ellos lo han intentado todo y que a ver si tú puedes hacer algo. Así que vas a su cuarto y mantienes con él una conversación parecida a esta:

: hola hermano, ¿cómo estás?
Tu hermano: bien, aquí descansando
: madre me ha dicho que has dejado los estudios
Tu hermano: sí, no tenía ganas de seguir estudiando
: pues mal hecho por tu parte, porque si no estudias no podrás defenderte el día de mañana, además deberías estar agradecido al esfuerzo que han realizado nuestros padres para que tengas estudios y puedas ser una hombre de provecho el día de mañana…
Tu hermano: ya, pero es que no tengo ganas, si te parece hablamos en otro momento porque ahora quiero descansar
: de acuerdo, pero seguimos hablando en otro momento-

Más o menos, este es el tipo de conversaciones que suelen producirse en estas situaciones. Si te fijas, este ejemplo era para conocer y comprender, pero tú (imaginariamente) has actuado para informarte, y luego has acaparado la conversación, consiguiendo que tu hermano desconectara, aunque permaneciera allí contigo.

Este es el caso típico para aplicar la escucha activa, cuyo objeto no es informarte de lo que le ocurre a tu hermano para luego darle la solución mágica, sino escuchar profundamente para conocer, primero, y comprender, después. El anterior ejemplo aplicando la escucha activa (además de empatía, inteligencia emocional…) sería algo así como:

: ¡hola hermano! Cuanto tiempo sin verte, te echaba de menos ¿cómo estás?
Tu hermano: bien, aquí descansando, yo también te echaba de menos…
: madre me ha dicho que has dejado los estudios y que últimamente no te sientes bien. Me alegra estar aquí, porque ya sabes que te quiero mucho y que puedes contar conmigo para lo que sea. Si quieres puedes compartir conmigo lo que te preocupa, ahora o cuando quieras, y si no permíteme estar un rato contigo.

Y ya poco más tienes que hablar, has consumido, como mucho, tu 20%, ahora le toca a tu hermano, como poco, el 80% restante, ya sea con el silencio o con las palabras.

Se trata pues de estar y escuchar, y que él sienta que lo escuchas, y ¡atención! escuchar también el silencio, es decir, si tu hermano no habla, tú estás allí escuchando el silencio: dando cercanía a tu hermano, sintiendo su respiración, observando sus gestos, viendo la expresión de su cara, tocando su brazo, mirando sus ojos… y cuando hable tú escucha lo que dice, el tono de su voz, la seguridad que hay en ella, las palabras que emplea, la expresión de su cara, su mirada, su postura… y así es cómo lo podrás ayudar, y así es la escucha activa.

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